Como saben en los Viernes de Música nos dedicamos a divulgar buena data. En esta ocasión tuvimos la dicha de conversar con Tomi Salomón, un artista mendocino multifacético que estrenó su disco “Falopitas” hace muy poco y le dedica un par de canciones a cosas que nos atraviesan a todxs: ansiedad, miedos, en fin… la vida. ¡Leélo y conoce su historia!
¿Cuál fue tu primer acercamiento a la música?
Mi papá toca la guitarra y canta, igual que varios tíos: regular. Yo he sabido continuar la tradición familiar. Además escuchábamos mucha música en casa: folklore, rock nacional y algunos cds compilados de música clásica. Cuando cumplí 7 años mi viejo me empezó a enseñar guitarra y ya a los 8 empecé a tomar clases en la Escuela Artística Julián Aguirre, una artística pública maravillosa de Godoy Cruz, Mendoza. Además mi mamá es muy artista también, ella es más de pintar y hacer teatro, pero toda esa influencia y amor por el arte se nos inculcó desde chicos.
¿Cómo y cuándo decidiste componer/crear tu propia música?
Después de un par de años estudiando guitarra clásica en la escuela artística, quise formar una banda de heavy metal con mis amigos. Tenía 13 años y ahí empecé a componer canciones en ese estilo. Eran tan feas las canciones que le quedaban perfectas a un grupo de adolescentes haciendo ruido en un garage. Siempre tuve la pulsión de componer, pero nunca compuse pensando en que yo iba a cantar esas canciones. Componía para mis amigos que eran mi voz. Después entré a la Facultad de Artes y Diseño en la UnCuyo y también hice algunas composiciones instrumentales, que destacan por no destacar en nada.
¿Qué influencias musicales te acompañaron?
Esta es la pregunta más difícil porque me dan ganas de nombrar a mil artistas. Las mejores influencias que puedo pensar en mi música son mis amistades talentosas: Iara Woods, Maximiliano Moreno, Nahuel Plaza y muchas personas más que se van a enojar por no nombrarlas, pero la lista es larga. Pasando a puestos menores, siento que hay gente que influye desde el pensamiento y la actitud para hacer música, como Hermeto Pascoal, gente que influye en el sentido del humor que uno tiene, cómo Les Luthiers o Alejandro Dolina.
Después hay influencias más obvias, que tienen un estilo o un enfoque similar a lo que uno hace. En mi caso esos serían cantautores como El Kanka, Martín Buscaglia, Sebastian Monk, Sofía Alvez o Alan Sutton. Escucho muchísima música uruguaya, así que quizás también Ruben Rada, El Cuarteto de Nos, Mocchi o murgas como Falta y Resto se metan en lo que hago. Mención a Duratierra, Triángula, los Beatles, Charly García, Fito Páez, Jacob Collier, Lau Noah.
Tu trabajo en redes ¿cómo surgió?
Siempre tuve alma de flogger con timidez de otaku. En todas mis bandas me hacía cargo de las redes sociales porque me gustaba manejarlas. Cuando nos divorciamos y entré en el duelo, me propuse empezar a maquetar mis canciones. Como nunca había cantado, sabía que tenía que mejorar la voz porque es mi pata más floja. Como no soy una persona constante y además era vergonzoso, me hice una cuenta de tik tok y no le dije a nadie. Ahí empecé a subir covers y composiciones mías, como un hábito para practicar seguido.
También me gusta el formato de micro-canciones, que usaba mucho Alan Sutton en esa época, y se lo robé descaradamente. De a poquito me sentí más cómodo con lo que escribía y, algunas veces, con cómo lo cantaba. Eso se tradujo en que algunas personas se coparon y me pidieron los temas en spotify y todas las pizzerías y plataformas digitales. Ahora superé bastante la vergüenza y lo que se me ocurre lo subo, aunque esté desafinado y me llene los mensajes privados de haters. Por suerte soy infeliz por otras razones.
Si pudieras resumir con una frase tu disco ¿Cuál sería?
¿Puedo usar más de una frase?
Contanos un dato curioso de tu disco.
Salió el 29 de febrero de este año, así que van a hacer falta 4 rotaciones al sol para que sea su aniversario ¡Gracias a Julio Cesar por los años bisiestos!
Como todo emprendedor del arte ¿qué aconsejas a quienes están adentrándose en este mundo?
Tengo 2 consejos. El primero es superar la vergüenza, que se nos impone cada vez más. Palabras como cringe para mí nos dañan un montón como sociedad. Me parece muy necesario expresarnos sin esa traba para tener un punto de partida honesto para hacer arte y también para vivir. Después se puede editar, refinar las ideas o lo que sea, pero empezar a crear desde el filtro de lo que dirán los demás nunca me llevó a un buen lugar. El segundo consejo es algo que me gustaría haber implementado antes. Es muy fácil enroscarse en el trabajo propio y pasar por alto que la cultura se gesta en comunidad. Es muy importante hacer lo de uno, pero también hay que ir a escuchar los toques de los colegas, ir a ver obras de teatro, participar activamente en los espacios que se generan.
Si todos nos encerramos en nuestros home-studios a producir y crear contenido, es obvio que van a cerrar todos los espacios culturales. Hay que salir y estar ahí.
Te dejamos a mano su perfil de Spotify, aunque podes encontrarlo en todas las plataformas. ¡Que lo disfrutes!